miércoles, 12 de agosto de 2015

Tips para evitar que te cambien la maleta en el aeropuerto

Aerolíneas y autoridades aconsejan tomar fotografías y videos del interior y exterior del equipaje; realiza un registro detallado de las características y contenido de la maleta.

Por: Karina Hernández | 
Lunes, 10 de agosto de 2015

CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) — Óscar Álvaro Montes de Oca, detenido en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) el 31 de julio por presuntamente transportar 20 kilos de cocaína en una maleta, es solo uno de los casos de este tipo que se han registrado en los últimos años.
Aunque las aerolíneas otorgan identificadores para tu equipaje, te recomiendan que coloques otros por tu cuenta.(Foto: iStock by Getty Images.)

Óscar fue detenido tras su llegada de Argentina, a donde viajó de vacaciones, y fue trasladado al penal de máxima seguridad de Tepic, Nayarit, acusado "de tráfico de estupefacientes", aunque días después fue liberado tras detectarse que ese no era su equipaje.
En julio de 2013 la maestra Ángel de María Soto Zárate fue detenida en el mismo aeropuerto por presuntamente transportar 10 kilos de cocaína en una maleta que nunca reconoció como suya. La docente fue liberada tras una intensa campaña a favor de su liberación y evidencias de que el equipaje con droga le fue sembrado en la terminal aérea.
Para evitar que te pase esto en el aeropuerto capitalino, las aerolíneas Volaris, Aeroméxico, Iberia, así como la página de la Policía Federal y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, emiten las siguientes recomendaciones.

1. Antes de viajar toma fotografías y videos del interior y exterior de tu maleta

Del interior, debes tomar fotografías y videos de todas las cosas que llevas dentro de ella y del orden en que van colocadas.
Del exterior debes capturar todos los detalles posibles como el color, la textura y otras características físicas del equipaje, por ejemplo si tiene marcas o está descocido de alguna parte, así como el estado y apariencia de los cierres.

2. Haz un registro

En este debes anotar todos los objetos que llevas en el interior de tu maleta, incluso los que parezcan más obvios como ropa interior o calcetines, esto te ayudará a demostrar que conoces bien tu maleta.
También registra en una libreta el color, textura, peso, tipo de maleta, y si lo conoces, la marca y modelo, y si dentro o fuera de ella llevas stickers, pins o algo que la distinga.
“La maleta siempre debe tener alguna cuestión que identifique que es tuya, independientemente del nombre que le pones al solicitarle a la aerolínea el sticker (de indentificación). Siempre es más fácil identificarla cuando le pones un listón, un sticker específico de lo que tú quieras, porque como hay miles de maletas que son muy parecidas, algo que la pueda determinar, que sea más fácil de identificar”, indicó personal de Aeroméxico.

3. Marca tu maleta

Aunque las aerolíneas otorgan identificadores para tu equipaje, te recomiendan que coloques otros por tu cuenta.
“Hay dos identificadores que da la aerolínea, uno es el identificar electrónico, que es cuando tu documentas, (ahí) viene tu numero de vuelo, tu nombre y el destino a dónde viajas, y es el que te pegan en la manija (de la maleta), y luego te ponen un sello aparte en otra parte de la maleta. Anexo a eso cuando tú te estás documentando, la aerolínea tiene un identificador, que tú lo llenas con tu letra y se lo pones a la manija de tu maleta. Y de tercera opción tú puedes comprar identificadores, que sean lo más visible posible”, según el personal de la aerolínea Aeroméxico.
Los voceros indicaron que para que sea difícil que quiten los stickers y listones, algunos usuarios usan muchos de ellos y otros pegan una hoja con su nombre y sus datos dentro o fuera de la maleta.
“Muchas veces el pasajero le gusta tener tu maleta lo más limpio posible sobre todo cuando son de marca, pero pueden llevar (identificadores) en las dos caras de la maleta, incluso marcas en los cierres”, indicó.
Volaris recomienda que siempre lleves los objetos de valor (joyas y dinero), o electrónicos (smartphones, tablets, computadoras portátiles) en tu equipaje de mano, que es el que llevarás contigo en el avión.
“En viajes en avión procedentes o con destino a aeropuertos mexicanos, los objetos de valor deben ser siempre transportados en el equipaje de mano. Con alguna frecuencia se han observado casos de robo en las maletas al ser manipuladas en los aeropuertos del país”, indican la embajada de España en México en su sitio de Internet.

4. Medidas en el aeropuerto y durante el viaje

Llega con suficiente tiempo de anticipación al aeropuerto, recuerda que tú y tu equipaje serán sometidos a procedimientos de seguridad, recomienda la Policía Federal en su página web, que es una de las dependencias que se encargan de la seguridad en el AICM.
Si estás en la fila para que revisen o documenten tu equipaje o en los restaurantes y otros lugares del aeropuerto, no descuides ni pierdas de vista tus maletas, tampoco las dejes a cargo de personas que no conoces, aconsejan las autoridades y la aerolínea Volaris.
“No confíe en personas desconocidas que suelen hacerse pasar por pasajeros con problemas diversos”, indica la Policía Federal a través del sitio del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Si extraviaste o robaron tu maleta, antes de acudir a las autoridades, debes notificarlo a tu aerolínea. Si estás cerca de las máquinas de rayos X o crees que ahí se extravió tu maleta, acude con el representante de la aerolínea encargado de la revisión de los talones de equipajes, se ubica a un costado de la banda en la que el personal de la aerolínea depositó el equipaje, indica el AICM en su sitio de Internet.
Si no te encuentras cerca de ahí, acude con el personal de la aerolínea que está en el mostrador e indícales las características de tu maleta, puedes mostrarles las fotos y videos del equipaje, así como los registros que tienes de ella, señalan las aerolíneas.
Si tu maleta es encontrada, cada aerolínea, así como las autoridades del AICM determinan la información o documentos que debes presentar para reclamar tu maleta, aunque estos son los más comunes: indicar el color, textura, peso aproximado de la maleta, y describir qué llevas en ella, así como el lugar dónde se extravío y si tiene identificadores o algo por lo que pueda reconocerse fácilmente, también deberás entregar tu identificación, pase de abordar y otros requisitos, indican las autoridades aeroportuarias y las aerolíneas.
Antes de recibir tu maleta, no la toques hasta estar seguro que es tuya, compara su apariencia, textura y color con los datos que registraste anteriormente, así como el estado de los cierres, y pide que sea pesada de nuevo por las autoridades o personal de la aerolínea, esto evitará que se te atribuya una maleta que no es tuya y que puedas identificar si fue abierta o alterada.
En 2013, Ernesto de la Torre Carbajal y su novia Yun, fueron detenidos en el aeropuerto capitalino, luego que el personal de la aerolínea LAN les entregara una maleta con el nombre de él que transportaba cocaína. Tras comprobarse que la maleta no era suya, a través de los videos del aeropuerto, el afectado indicó en una entrevista radiofónica que aconsejaba a los viajeros tomar fotografías y videos de sus maletas en el aeropuerto, no firmar ningún documento y no tocar la maleta ni nada de lo que contenga, además de conservar los tickets de las maletas registradas ya que en su caso, ninguno de los equipajes que había registrado, pesaba 27 kilos como la maleta negra que se le adjudicaba.
Con información de aeromexico.com, iberia.com, exteriores.gob.es, aicm.com.mx.
Fuente: CNNExpansión

sábado, 8 de agosto de 2015

Big Cola, el refresco de los emergentes

La peruana Ajegroup es una de los mayores empresas de bebidas de América Latina


Un empleado de Ajegroup asegura un palé de botellas de Big Cola

Ayacucho (Perú), 1988. El lugar y la fecha eran los menos indicados para abrir un negocio. El grupo terrorista Sendero Luminoso —al que se le achacan más de 69.000 víctimas mortales y casi 16.000 desaparecidos entre 1980 y 2000— devastaba esta ciudad ubicada en la vertiente oriental de la Cordillera de los Andes. Decenas de familias tuvieron que emigrar ante la creciente inseguridad. A la par del conflicto armado, que escenificaba el grupo marxista-leninista en contra del Estado, nacía Ajegroup, uno de los mayores imperios de refrescos de América Latina, que ahora factura cerca de 1.800 millones de dólares y que tiene presencia en más de 20 países del mundo emergente.
Cuando estalló el conflicto, Eduardo Añaños y Mirtha Jerí decidieron permanecer en su vivienda de Ayacucho junto a sus cinco hijos. La familia se vio forzada a abandonar el negocio de la agricultura y dejar en manos del grupo armado las tierras que poseían a 100 kilómetros de la ciudad. Eduardo había caído en la cuenta de que los pocos habitantes que aún permanecían en la zona se habían quedado sin refrescos. Los distribuidores de bebidas ya no llegaban a Ayacucho, pues eran interceptados por los terroristas.
Su recta para crecer fue vender un 30% más barato que sus rivales
Eduardo y su hijo mayor, Jorge, estudiante de Ingeniería Agrónoma y que trabajaba en una cervecera, dedicaron un par de meses en elaborar un refresco. El resultado de aquellos experimentos fue una bebida de cola, con un toque a fruta. Para echar el proyecto adelante reunieron unos 30.000 dólares y en el patio trasero de su casa instalaron una pequeña planta, la primera de la recién nacida Ajegroup. El nombre de la marca que eligieron fue Kola Real. “La filosofía fue pensar en grande”, dice Juan Lizariturry, consejero delegado de la embotelladora y antiguo director de la extinguida Castellana de Bebidas Gaseosas (Casbega), concesionaria de Coca-Cola en España.
Primero fue kola real
La bebida tuvo una gran aceptación. Kola Real, embotellada en los envases de cerveza que Jorge llevaba a casa, ganó tal popularidad que para en 1991 probaron suerte en Huancayo, la capital del departamento de Junín —la ciudad más grande de la sierra central peruana—, a donde decidieron mudar la producción en 1993. Cuatro años más tarde Kola Real llagaba a los consumidores de Lima, la capital de Perú.
La estrategia de crecimiento fue ofrecer un producto a un precio entre un 20% y un 30% más económico que las grandes multinacionales de refrescos. La bebida ganó adeptos, principalmente entre la clase media baja, que ahora se ha convertido en su mercado estrella. En 1999, los Añaños iniciaron la internacionalización de la empresa. Para ello, cambiaron el nombre del producto. Lo denominaron Big Cola y su primer mercado en América Latina fue Venezuela. En 2000 llegaron a Ecuador y un año más tarde lanzaron la marca de agua embotellada Cielo.
Para 2002, la compañía irrumpió en el mercado con el consumo de refrescos per cápita más alto del mundo: México, en donde cada persona bebe al año más de 163 litros de refresco, según la Organización Mundial de Salud. Doce años después del primer experimento de los Añaños, la empresa se instalaba en Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador. Actualmente, la firma también está en Panamá y Colombia.
Ajegroup avanzaba a pasos de gigante. Para 2005 ya controlaba en Perú el 23% del mercado de refrescos, en Venezuela el 18% y en México el 9%, de acuerdo con un informe del Banco Santander. En este último país, la empresa peleaba con uñas y dientes. La firma había entrado con fuerza al presentar una botella de tres litros, a un precio de 75 centavos de dólar, cuando una de Coca-Cola de 2,5 litros valía 1,30 dólares. “Era una cosa impresionante para los grandes competidores (Coca Cola y Pepsi)… nadie entendía nada, ¿cómo habían sido capaces de lanzar así de grande?... Era una propuesta que nadie había pensado”, comenta Lizariturry.
Ajegroup no solo se extendió por América Latina. A lo largo de 27 años de vida ha llevado su producto estrella a lo que Lizariturry denomina como “the biggers”. En 2010, la empresa salta a Vietnam, tiempo después instala fabricas en Indonesia, India y Tailandia. Desde estos países exportan Big Cola a Camboya, Malasia, Myanmar y Laos. “El mercado es enorme, casi 4.000 millones de personas en toda Asia”, dice el responsable de la firma peruana.
“Queremos llegar a alguien que lleve poco bebiendo coca-cola”, dice su principal directivo
En estos mercados, una botella de Big Cola, de 535 mililitros, se vende un 30% más barata que la de Coca-Cola, según un análisis de la revista Forbes. La empresa ha logrado tal éxito que Big Cola se convirtió este año en el refresco favorito entre los 250 millones de habitantes de Indonesia, según la empresa de análisis de mercado Roy Morgan. Actualmente, la firma cuenta con 26 instalaciones de fabricación, más de 15.000 empleados y siete marcas que van desde las bebidas energéticas hasta los concentrados de fruta.
Tan solo de Big Cola, Ajegroup produce más de 2.000 millones de litros cada año. ¿Pero a qué sabe esta bebida que ha irrumpido en el mercado? “Este producto es un refresco de cola con un toque cítrico, que le da una identidad”, describe Lizariturry. “Cuando la probé por primera vez, me dije ‘¡qué producto más bueno han hecho!’. No tiene comparación con los rivales”, afirma el consejero delegado de esta empresa que opera desde Madrid, desde donde controla todo el negocio.
Nigeria y egipto
La siguiente apuesta es crecer en África, en donde recientemente han abierto dos fábricas, una en Nigeria y otra en Egipto. “Venimos del mundo emergente y nuestra apuesta esta ahí”, resalta Lizariturry. La brecha, sin embargo, para llegar al pódium aún es amplia. Coca-Cola controla más del 20% del mercado de bebidas en el planeta y Pepsi tiene el 9,70%. Ajegroup acapara menos de un 1%, según cifras de Euromonitor, que además ubica a la peruana como la décima mayor empresa de refrescos en el mundo por volumen de ventas.
De acuerdo con Lizariturry, el objetivo del grupo es competir con precios convenientes entre los jóvenes de la clase media baja. “¿Qué es lo que ha hecho que Coca-Cola sea tan vendida? Que la gente se ha acostumbrado a ella... No existe dinero en el mundo que logre desmontar a un consumidor de una marca que lleva años en el mercado”, reconoce Lizariturry. “Queremos llegar a una persona que lleva poco bebiendo Coca-Cola y que no tiene tanta publicidad en la cabeza”, remata.
Fuente; El País

domingo, 2 de agosto de 2015

Sepa qué cerveza pedir según el país que visite estas vacaciones


Si viaja a Bélgica debería probar una Lambic y si su destino es República Checa sepa que allí la variedad tradicional es la Pils

Empecemos derribando mitos. El consumo moderado de cerveza no modifica el peso corporal ni tampoco la composición del mismo. Es decir, ni engorda ni saca tripa. Lo deja bien claro el estudio realizado por Ana María Veses Alcobendas para el Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Nutrición (ICTAN). Pero, ¿qué se considera consumo moderado? Aquí no valen percepciones subjetivas. El European Food Information Council (EUFIC) recoge las recomendaciones de la OMS: dos cañitas máximo al día si usted es mujer (50 cl en total), y tres en caso de ser hombre. Para seguir con las buenas noticias, mencionamos las investigaciones del doctor Ramón Estruch, del hospital Clinic de Barcelona, publicadas por el Centro de Información Cerveza y Salud, que afirman que la ingesta moderada y regular de cerveza en las comidas principales ejerce un efecto protector contra la aterosclerosis y otros factores de riesgo cardiovascular. La guinda positiva son las conclusiones de la Universidad de Lanzhou en China sobre el Xanthohumol, un polifenol presente en el lúpulo, antioxidante y anticancerígeno, y un aliado perfecto contra las enfermedades neurodegenerativas.
Así pues, todo parecen ser virtudes en la que, probablemente, es la bebida más solicitada del mundo, entre otras cosas, como afirma Jacobo Olalla, Director General deCerveceros de España, por su capacidad para fusionar gastronomía, amistad y placer. “Es la bebida social por antonomasia. Podríamos decir que la fórmula del éxito es la calidad: buenas cervezas con buenas tapas, en buena compañía y en buenos bares. Salir a tomar unas cañas con los amigos es un plan que siempre apetece y que se identifica con nuestra cultura”, asegura. Como apunta el Olalla, la cerveza ha establecido una serie de rituales sociales y es capaz de promocionar la imagen de cada país más allá de sus propias fronteras. De hecho, cualquiera que escuche la palabra Coronita, viajará mentalmente a México; si se menciona una Birra Moretti, se ubicará en Italia; Victoria Bitter, le llevará hasta Australia; Budweiser, a Norteamérica; y hasta un japonés sería capaz de reconocer el made in Spain detrás de una botella de Cruzcampo, mientras saborea una de sus populares Asahi.

La verdadera cerveza

Sin embargo, más allá de las marcas comerciales populares, lo correcto, si usted es aspirante a experto en el tema, es conocer los tipos y variedades. “Cada cerveza es característica de un lugar, y cada país o zona tiene su variedad típica. Por ejemplo, si hablo de una Ale, pues me voy a Düsseldorf; si quiero tomar una Kölsch, iría a Colonia; si el antojo es beber una verdadera Pils, pues hay que ir a la República Checa; y si la opción es disfrutar de una Lambic, hay que viajar a Bélgica, de donde son típicas”, comenta el maestro y técnico cervecero José Luis Ramírez, de la cervecería Oldenburg de Madrid.
¿Ale? ¿Kölsch? ¿Pils? ¿Lambic? ¿Y usted que pensaba que solo había tres tipos: rubias, tostadas y negras? En este mundo sin fin del combinado entre agua, cebada, levadura y lúpulo, el primer paso para distinguir una cerveza de otra es su método de elaboración: de baja fermentación o de alta. “En el primero, el proceso de fermentación se realiza entre cinco y siete grados de temperatura de seis a ocho días; en el segundo método, se realiza entre 17 y 19 grados y las levaduras permanecen arriba, en la superficie de la olla de fermentación”, explica el especialista Ramírez. Esto hace que las primeras sean más suaves y con menos grados de alcohol; y las segundas tengan más cuerpo, sean más complejas, y también se suban más a la cabeza pues su graduación alcohólica suele ir desde los 5.5° a los 12° o más. A las primeras se las conoce como Lager; a las segundas, como Ale.

Rizando el rizo

La familia de las Lager, que surgieron en 1842, tiene una amplia gama de estilos: desde la Pilsen estándar, que es la rubia y transparente que consumimos en España (por cierto, nuestro consumo medio es de 46,3 litros al año per cápita, según elInforme Socioeconómico 2013 de Cerveceros España), hasta las exclusivas Pils checas, pasando por las Pálidas de Baviera, las Oscuras estilo Munich, o las Bock, por ejemplo. Mientras que muchas del clan de las Ale son tradicionales en diferentes países de Centro Europa desde la Edad Media, cuando la cerveza no era un refresco para saciar la sed, tal y como lo concebimos, sino un alimento. “En aquella época, los monjes durante la cuaresma no tenían permitido comer ni tampoco masticar. Solo podían beber. ¿Qué bebida se autoconservaba sin necesidad de frío, hidrataba (más del 90% es agua), alimentaba (gracias a los cereales), tenía beneficios para la salud y, por su contenido en alcohol, no dejaba proliferar las bacterias en el cuerpo? La cerveza”, explica David Castro, presidente de la Asociación Española de Cerveceros Artesanos Independientes. De hecho, la producción de los monjes dio lugar a las conocidas variedades Abadía y Trapense, típicas de Bélgica y Holanda, que aún hoy se siguen elaborando en algunos monasterios y compiten en sabor con otras Ale, como las Stout, las Pale Ale y las Porter inglesas, o las Kölsch alemanas, por nombrar algunas.
Y entonces, ¿lo de rubia, tostada y morena? “El color no tiene nada que ver con la fermentación. Es algo que se consigue en la primera cocción de la malta para que el agua salga ya teñida del color que deseamos darle a la cerveza. Las Stout de Inglaterra e Irlanda son unas negras de alta fermentación muy características donde la malta se maltea a unas temperaturas muy altas para conseguir ese negro total. Pero en Alemania y en la República Checa hay también cerveza negra que es de baja fermentación”, detalla José Luis Ramírez.

¿Vaso o copa?

Si con estas nociones iniciales le han entrado ganas de indagar más en la cultura cervecera, es necesario que ahora active su espíritu aventurero, pues va a probar sabores muy diferentes. En Bélgica, por ejemplo, ha de pedir una Lambic, peculiar porque es la única cerveza en el mundo que se produce por un método diverso: el de fermentación espontánea. Y si le resulta extraña, nada mejor que catar otras y comparar. Básicamente, para que se haga una idea, “el sabor de las de alta fermentación suele ser más a fruta. Las de baja, más a lúpulo y materia prima, es decir, cebada. Si se trata de una cerveza de trigo, tendrá aromas más vegetales”, apunta Juan Muñoz, sumiller y autor de 365 cervezas que no puedes dejar de probar (Grijalbo). Las diferencias aromáticas y su complejidad también afectan directamente al recipiente en el que servirlas. “La cerveza va a ir necesitando una copa más ancha, tipo cáliz, en función de una mayor potencia y cuerpo, de los grados de alcohol y del aroma. En cambio, el vaso tipo flauta largo es ideal para las Lager porque son cervezas ligeras que no necesitan tanta apertura para respirar”, apunta el sumiller.
El siguiente paso para no meter la pata allá donde vaya es saber que no todas las cervezas se sirven a la misma temperatura, ni mucho menos heladas como es la costumbre española. Según explica el maestro cervecero José Luis Ramírez, “una Pilsen normal (es decir, la típica caña) ha de estar entre tres y cinco grados. Una Ale tostada de Abadía, por ejemplo, entre seis y nueve. Y una Stout, que son las más rebuscadas, entre 8 y 12”. Y, en todos los casos, como zanja el sumiller Muñoz, “lo importante es que el recipiente sea de cristal. Y cuanto más delgado y mayor calidad tenga, mejor será la sensación a la hora de beberla”.

Sepa disfrutarla

¿Cómo? Juan Muñoz nos da cuatro pautas:
1. Espere unos instantes. “Por regla general, en las cervezas de Abadía, Trapenses, de trigo, en las de crianza y en las cervezas de fermentación espontánea es conveniente que reposen unos instantes antes de beberlas. En una Lager, de barril, fresca, y ligera, no hace falta”.
2. Fíjese en la espuma. “Ha de ser cremosa. Aporta aromas y protege, y es una parte fundamental de la cerveza, sea del tipo que sea”. Jacobo Olalla, de Cerveceros de España, recuerda que “la mejor pista para saber si una cerveza está bien tirada son los dos dedos de espuma brillante y la huella en forma de aros que va dejando en la copa”.
3. Huela. “Es muy importante que reconozcamos aromas limpios, sobre todo cuando son cervezas de barril”, señala el sumiller.
4. Y combine. Una parte novedosa para disfrutar al máximo de su sabor es aprender a maridarlas. “Una Lambic vieja con queso azul, o una Stout bien negra con un postre de chocolate. Claro que nuestra caña española fría con unos boquerones en vinagre es también una delicia”, apunta Muñoz.

El sabor más local

Desde hace cinco años, más o menos, el sector de los cerveceros artesanos en nuestro país elabora Ales de gran calidad que podrá catar en sus provincias de origen. Como las Bresañ, de Palencia; La Cibeles, de Madrid; las San Amaro, de Pontevedra; Ora Nona, de Ávila; o las Beer Cat, de Barcelona. Por lo que ya no es necesario ir a Gante o a Alemania para probar sabores únicos. “El 95% de nuestra producción suelen ser cervezas de alta fermentación que era algo que en España no se encontraba, pero que sí existía en Europa desde hace más de 500 años”, explica David Castro. “Elaboramos estas cervezas de una forma más natural, siguiendo un método tradicional. Usamos lúpulos cultivados de una forma lo más ecológica posible; y primamos ingredientes de la zona, el agua, las cebadas y los granos locales, enfatizando así el aspecto regionalista para que la marca sea también identificativa de la ciudad o región. Todo esto atrae al público que ve en ellas algo distinto a lo que tomaba desde hace años”, explica Castro. Este movimiento enlaza directamente con la cultura europea de la cerveza como alimento, y no como mero refresco, que aquí aún no había echado raíces. Y aunque la producción de estas microcerveceras todavía es pequeña en comparación con las grandes compañías industriales, “el sector experimenta un 130% de crecimiento anual”, asegura Castro, lo cual indica que no es una moda pasajera, sino que ha venido para quedarse.

Fuente: El País


sábado, 1 de agosto de 2015

1965: el año que cambió el pop

Los discos ‘Rubber soul’, de los Beatles, y ‘Highway 61 revisited’, de Bob Dylan, convirtieron el LP en el soporte principal, mientras el folk-rock difundía mensajes y James Brown inventaba el ‘funk’

La banda británica The Rolling Stones durante su actuación en el programa 'Thank Your Lukcy Stars', en Reino Unido, en 1965. / DAVID FARRELL (REDFERNS)
En febrero, se publicaba 1965: The most revolutionary year in music,un libro ambicioso y provocador. Su autor, Andrew Grant Jackson, experto californiano en los Beatles, argumenta que 1965 supuso la mayoría de edad para la música pop, una creatividad mágicamente sincronizada con los cambios sociales y políticos que iban a definir el resto de la década.
Cierto, 1965 fue un año de vacas gordas. Los Rolling Stones facturaron su primer clásico inoxidable, una canción insolente y sexual llamada (I can’t get no) satisfaction. Alentado por el naciente folk-rock, Bob Dylan volvió a los instrumentos eléctricos de su juventud y lanzó Like a Rolling Stone, que dinamitaba las convenciones sobre el lenguaje, el tono y la duración de un single de música pop. The Who publicaban un himno desafiante, My generation.
Las canciones ‘Satisfaction’, ‘Like a Rolling Stone’ o ‘My generation’ fueron himnos
De repente, el pop era la nueva frontera, donde se podían hacer fortunas. Andy Warhol se convertía en el productor oficial de un ceñudo grupo neoyorquino, The Velvet Underground. Nada sabía Andy de producir un disco, pero iguales carencias tenía Andrew Loog-Oldham ¡y había catapultado a los Rolling Stones! Para la sociedad biempensante, resultaba escandaloso que aquellos mocosos extravagantes ganaran tanto dinero: repasen The first tycoon of teen,el perfil de Phil Spector trazado por Tom Wolfe.
Sigilosamente, en 1965 se manifiestan rupturas que transformarían el futuro perfil sonoro. En temas de The Yardbirds (Heart full of soul) y The Kinks (See my friend) se colaba la música de India; el sitar y otros instrumentos del subcontinente aparecían en la banda sonora instrumental de Help!, segunda película de los Beatles. En pleno esplendor de sellos como Motown y Stax, un James Brown que iba por libre inventaba el funk con Papa’s got a brand new bag, convirtiendo a todos sus instrumentistas en máquinas de ritmo. B.B. King desplegaba su magia comunicativa en Live at the Regal, que sería su tarjeta de presentación entre el público blanco. Al otro extremo, el jazzman John Coltrane introducía una espiritualidad hipnótica con A love supreme.

Una competencia sonora saludable

Era the British invasion.Los medios estadounidenses caracterizaron la llegada de los Beatles en términos militares, como si continuara la guerra de 1812. Sin embargo, no hubo animosidad entre los músicos de uno y otro lado del Atlántico.
Bob Dylan inició a los Beatles en la marihuana. Pero más decisivo fue el ejemplo dylaniano en la exploración del espacio interior y la sofisticación literaria. Por su parte, Bob tomaba nota del impulso que un arreglo eléctrico daba al cancionero ancestral, como The house of the rising sunen versión de The Animals.
A hard day’s night, primera película de los Beatles, convirtió al rock a muchos folkiesestadounidenses. David Crosby y Jim McGuinn, de The Byrds, devolvieron el favor en una fiesta en Los Ángeles, donde se tomó LSD y se habló del virtuoso Ravi Shankar.
Antes de Internet, los mensajes iban y venían en los discos. Tras devorar Rubber soul,Brian Wilson decidió que los Beach Boys debían crecer y concibió su deslumbrante Pet sounds. Lennon y McCartney acudieron al estreno de Pet soundsen Londres; tras la escucha, compusieron Here, there and everywherecomo primera respuesta a los californianos.
Resulta pasmoso que, girando constantemente, los principales artistas consiguieran tiempo y energía para grabar cada año dos elepés. En 1965 lo hicieron los Beatles, Otis Redding, los Stones, Donovan, los Byrds, los Kinks, Johnny Cash, los Temptations; las Supremes y los Beach Boys llegaron a publicar tres elepés. Claro que semejante estajanovismo musical tenía los días contados. Aunque James Brown no se dio por enterado: en 1966, sacaría ¡media docena de elepés!
Tal productividad derivaba del aprovechamiento máximo de unas grabadoras que hoy resultan increíblemente primitivas, con dos, tres o cuatro pistas. La ecuación se completaba con la extraordinaria eficiencia de técnicos y, si eran necesarios, músicos de alquiler. Nada de experimentar: en el estudio, se entraba a matar. Otis blue se hizo en 24 horas, en un prodigio de sintonía y sudor: Otis Redding no había escuchado a los Rolling Stones pero grabó suSatisfaction con un ardor que ni podían imaginar Mick Jagger y Keith Richards.
Al mismo tiempo, los Beatles se olvidaban del taxímetro del estudio e instauraban el nuevo paradigma. Su Rubber soul ofrecía 12 canciones originales, abundantes en audacias, que venían a proclamar el “estos somos ahora y aquí estamos”. Alardeaban de flexibilidad —alma de goma— y retrataban indirectamente el cambio de la guardia en el país de Isabel II. Tras 12 años bajo el partido conservador, llegaba una juventud educada y consumista, con dinero fresco en los bolsillos, celosa de sus libertades en sexo y que tanteaba las posibilidades de las drogas.
Los Beatles y sus seguidores (es decir, todo el resto del universo pop, desde Los Brincos españoles a Los Shakers uruguayos) poseían la suficiente arrogancia para exigir expresarse mediante el long-player.Podían grabar singles de dos canciones para no perder el contacto con los fans más juveniles pero la liga se jugaba en los discos largos. Ray Davies afirmaba: “Yo giro a 33 rpm”. Pete Townshend especulaba con componer óperas rock, obras que narrarían una historia compleja y que necesitarían, qué barbaridad, elepés dobles.
El grupo británico The Who, con John Entwhistle, Roger Daltry, Keith Moon y Pete Towhshend, durante un concierto frente a la Torre de Londres, en 1965. /RUE DES ARCHIVES (CORDON PRESS)
En Estados Unidos, el dilema entre LP y single no era tan dramático: el nivel de vida permitía que los adolescentes compraran rutinariamente discos grandes (de hecho, Capitol, editora de los Beatles, recortaba las ediciones británicas para rapiñar referencias exclusivas para el mercado estadounidense). Además, muchos músicos punteros, de los Byrds a Lovin’ Spoonful, procedían del mundillo del folk, donde se funcionaba con el álbum, siguiendo el modelo conceptual de Folkways Records.
La entronización del LP era mala noticia para productores pop como Phil Spector. Para él, un álbum equivalía a “dos éxitos más diez basuras de relleno”. Tal cinismo era compartido secretamente en la industria pero revelaba una peligrosa incapacidad para adaptarse. La fórmula del muro del sonido fue explotada por antiguos artistas suyos, como los Righteous Brothers, o por Johnny Franz e Ivor Raymonde, que en Londres confeccionaron apabullantes dramas para los Walker Brothers. Productores y compositores astutos encontraron otros filones. Así, Tom Wilson, cómplice de Dylan, que añadió fondo eléctrico a The sound of silence, sin avisar a sus autores, Simon & Garfunkel. O Serge Gainsbourg, cantautor fracasado que descubrió el mercado pop con sus canciones para France Gall.
Con todo ¿cabe afirmar que 1965 fue el año más revolucionario de la música popular, como proclama el citado Andrew Grant Jackson? Resulta perfectamente defendible, incluso razonable. Pero esperen a los próximos años y verán similares hipérboles atribuidas a 1966, 1967, 1968…
Fuente: El País